miércoles, 20 de marzo de 2013

SANGRE DE MADERA

        No todo el mundo sabe que la madera es el material más resistente y longevo que existe, ni el aluminio, ni el vidrio, ni tan siquiera el hierro forjado aguantan tanto en pie como ella. Tendríamos que esperar tresceintos o cuatrocientos años para comprobar si tantos y tantos edificios construidos con cualquiera de estos nuevos materiales, se han caído o no. Además, no hay que olvidar que el coeficiente de resistencia de la madera es mayor que el del acero, por ejemplo, si hablamos de un edificio en llamas.
        Dentro de las maderas hay varios tipos y de entre todas ellas destacan las maderas nobles. Se les llaman así porque los seres humanos las han utilizado para sus propósitos más elevados y espirituales. Los grandes luthieres italianos del siglo XVIII utilizaron el arce y el ébano para sus violines, los poetas malditos del siglo XIX fumaron su más preciado tabaco en pipas de palosanto y los grandes músicos del siglo XX fueron enterrados en ataúdes de caoba.
        En este último grupo me incluyo yo, dura y vieja madera africana de los bosques de Etiopía. Fui seleccionada para preservar la gloria de uno de sus hijos predilectos, un hombre sencillo con melena de león. Desde entonces la sangre del pueblo africano no ha parado de fluir en mi interior, gracias a que todas y cada una de sus rastas acarician diariamente mi alma. La finalidad con la que me construyeron hace treinta años, mi destino, ha acabado convirtiéndose para mí, en mi más profundo y elemental deseo.

        Relato homenaje a Bob Marley
        Héctor Manuel Asensio Pérez. 20 de marzo de 2013




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